El voluntariado corporativo es una práctica que está demostrando ser muy beneficiosa para muchas empresas en el mundo, al mismo tiempo que es valorada enormemente por los empleados y la sociedad lo está necesitando cada vez más. Es una actividad con la capacidad de generar valor en múltiples niveles, convirtiéndose en una situación de ganar-ganar-ganar.
En el reciente episodio de podcast de Involucrate pudimos interiorizarnos más en este tema, definiendo en primer lugar el concepto de voluntariado corporativo como el conjunto de actividades facilitadas y alentadas por una empresa, que canalizan las intenciones de sus empleados de generar un impacto positivo en la sociedad.
Si bien en esta definición se habla principalmente de la acción concreta de las actividades, no podemos dejar de lado que en el proceso de implementar estas iniciativas también se producen cambios muy positivos en la cultura organizacional de las empresas, en el ambiente laboral interno, en el desarrollo de habilidades blandas de los empleados, en la relación de la empresa con la comunidad, e incluso efectos en la sociedad misma.
Otro punto interesante que se analizó es dónde debería estar insertado este tipo de programas dentro de la estructura empresarial. Al no vincularse directamente con los objetivos de producción, ventas o finanzas, no tendría sentido ubicarlo en dichas áreas. Las posibilidades son múltiples: recursos humanos, responsabilidad social empresarial, comunicación, etc. Dependerá del enfoque particular de cada empresa y los objetivos que persiga con la iniciativa.
Lo ideal es conformar un comité con integrantes de diferentes sectores, que aporten diversas visiones, sumado por supuesto a la participación de los propios voluntarios. De esta forma, se logra una mirada integral.
En un principio se visualizan tres actores principales en el voluntariado corporativo: la empresa, los empleados y la comunidad. El secreto está en crear programas que generen beneficios en los tres frentes, evitando que alguno quede relegado. La empresa necesita impactar positivamente en aspectos operativos internos, los empleados buscan desarrollo personal y poner en práctica sus valores, mientras que la comunidad requiere resolver problemáticas reales que la aquejan.
Para que esta iniciativa se sostenga a largo plazo, debe haber ganancias claras para cada uno de estos grupos de interés. No es algo que pueda implementarse de un momento a otro, sino que requiere una cuidadosa planificación y relevar previamente las necesidades e intereses de todos los involucrados.
Afortunadamente, existen muchos casos previos y manuales que permiten guiarse. Si bien al comienzo puede ser abrumador, se recomienda arrancar de a poco y con proyectos acotados, para luego ir escalando e incorporando aprendizajes en el camino. Lo importante es poner primera piedra y comenzar a transitar el camino, que seguramente tendrá recompensas en cada paso.
Si deseas interiorizarte más en experiencias uruguayas de voluntariado corporativo, investigaciones al respecto y buenas prácticas globales, te invitamos a escuchar el podcast completo de Involucrate en este link:
¡Juntos podemos seguir impulsando esta práctica que es ganar-ganar-ganar!